Los cuatro colores del Périgord El Périgord es un destino clásico entre los autocaravanistas. Las poblaciones de Sarlat, Rocamadour, La Roque Gageac, etc. han salido en estas páginas en varias ocasiones y son visitas ineludibles para quien viaja por primera vez a esta región francesa, pero el Périgord es mucho más que Sarlat. Toni de Ros Semana Santa 2012 |
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INTRODUCCIÓN: | ||||||||||
El Périgord es un destino clásico entre los autocaravanistas. Las poblaciones de Sarlat, Rocamadour, La Roque Gageac, etc. han salido en estas páginas en varias ocasiones y son visitas ineludibles para quien viaja por primera vez a esta región francesa, pero el Périgord es mucho más que Sarlat. Dordoña Périgord se divide en cuatro zonas con distintos colores que expresan la diversidad de sus paisajes; el Périgord Verde (por su vegetación exhuberante), el Périgord Blanco (por el color de su piedra), el Périgord Púrpura (por sus vinos)y el Périgord Negro (por su trufa). (es.france guide.com, página oficial del turismo francés). Nosotros intentaremos visitar algunas partes destacadas de las cuatro zonas, no sé si las más significativas per si os puedo asegurar que fueron muy interesantes. Este viaje lo llevamos a cabo durante la Semana Santa del 2012, invirtiendo en él desde el sábado 31 de marzo hasta el lunes 9 de abril. Lo dividimos en 2 partes, la primera, del 31 al 5 estuvimos nosotros solos y nos dedicamos a recorrer los lugares que desconocíamos de las zonas Verde, Blanco y Púrpura. El Jueves Santo por la noche se reunió con nosotros una segunda autocaravana cuya tripulación, parientes y amigos nuestros, desconocían la zona y dejaron que les preparásemos un recorrido iniciático. Para terminar esta introducción, sólo apuntar que el Périgord es una zona fácil para los autocaravanistas, con muchas áreas y zonas de aparcamiento. Si no he sido exhaustivo en la localización y coordenadas es porque no hay ninguna dificultad en encontrar los sitios a través de los portales habituales como por ejemplo Camping Car Infos. |
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Sábado 31 de marzo: Barcelona – Villeneuve s/Lot (465 km) | ||||||||||
Salimos del parking de Lliçà a las 11 de la mañana. No hemos madrugado, tenemos una semana entera por delante y no es una ruta de muchos kilómetros, por tanto preferimos tomárnoslo con calma y que esta cortas vacaciones cumplan su principal cometido: descansar y desconectar. Enfilamos hacia el país vecino por la C58 y Túnel del Cadí, en el área de servicio del cual paramos a comer. Después de la siesta de rigor continuamos hacia Puigcerdà donde repostamos gas-oil antes de entrar a Francia. Cruzamos la frontera y en la rotonda de Bourgmadame giramos a la izquierda hacia La Tour de Carol, y cruzando el túnel de Puymorens seguiremos por la N320 para dirigirnos hacia Toulouse, siguiendo los indicadores de carretera. A media tarde, y ya cerca de Toulouse, nos desviamos ligeramente hasta Venerque, donde hay una bonita área de autocaravanas junto al río y que ya conocíamos de anteriores viajes. Cargamos agua y nos acercamos al pueblo para estirar un poco las piernas y comprar, en una pastelería, un capricho para merendar. Todavía es temprano y por tanto seguimos la ruta rodeando Toulouse por el cinturón de autopistas. Seguimos obedientemente al Tom Tom que nos lleva por Castelsarrasin (me gusta el nombre!), Moissac, Valence, Agen… cuando va siendo hora de buscar un lugar donde dormir le pedimos al navegador que nos busque un área en el camino, y nos lleva a Villeneuve sur Lot, que no conocíamos. Llegamos a las 9 de la noche. La supuesta área es un aparcamiento detrás del teatro con un par de espacios reservados para autocaravanas, pero están todas ocupadas por coches. Maniobrando para salir de este aparcamiento bajo de la acera por el lugar equivocado, golpeando la trasera de la auto con el bordillo y desprendiéndose la rueda de recambio. Cuando termino de colocarlo todo en su sitio vemos que los coches empiezan a marcharse. Deducimos que se trata de personal del teatro que han terminado su trabajo, la cuestión es que podemos volver y estacionar tranquilamente. Damos una rápida vuelta nocturna por la ciudad, y nos encontramos con una bonita “bastide” que merecerá una visita más detenida por la mañana. Cenamos y a dormir, con la compañía de algunos vagabundos que charlan tranquilamente en el parque contiguo. No me parecen preocupantes.
N 44º 24’ 34” E 0º 42’ 23” |
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Domingo 1 de abril: Villeneuve s/Lot – Périgueux (75 km) | ||||||||||
A las 8 :30 salimos a dar una vuelta por la ciudad, bien abrigados. Desde el viaje de Normandía el año pasado, hemos adoptado este “modus operandi” que nos beneficia a los 3: nosotros madrugamos y Miquel se queda remoloneando unas horas más en la cama, tiempo que aprovechamos para tomar fotos durante las mejores horas de día y poder pasear sin las limitaciones de la silla de ruedas. Miquel también está más tranquilo puesto que no tiene que soportar la presión del tiempo y de una conducción a veces estresante. Si pasáis por Villeneuve s/Lot os recomiendo una corta parada y una visita a la “bastide”, la ciudad medieval construida en forma de cuadrícula alrededor de una plaza central, el mercado, principalmente ideadas para facilitar el comercio y la comunicación entre los distintos barrios. Probablemente Villeneuve no sea de las más vistosas, pero es sin duda interesante y merece una visita. Compramos pan y una guía. A las 11 de la mañana salimos de Villeneuve s/Lot y programamos el navegador para que nos lleve a Mussidan, atravesando el Périgord Púrpura que visitaremos más adelante. No nos detenemos en Bergerac, que ya conocemos y que tiene poco más que una bonita vista del río, el puente y las barcazas, que ya es mucho. Su casco antiguo es interesante pero fue muy dañado en las distintas guerras y carece de la espectacularidad de otros rincones que visitaremos. Mussidan está a unos 90 km de Villeneuve y os podéis ahorrar la parada. No obstante, como hemos podido estacionar bien aprovechamos para comer, adaptándonos al horario francés. Antes de las 3 de la tarde ya hemos descansado y empezamos una ruta por carreteras vecinales sencillamente encantadora. Saliendo de Mussidan por la carretera que lleva a Neuvic nos topamos con Sourzac, un rinconcito precioso junto al río mucho más agradable para la parada de la comida. Nos detenemos en Neuvic, pero el castillo está cerrado y nada más nos llama la atención: un pueblo limpio y ordenado con una esbeltísima iglesia. Desde aquí tomamos una carretera local, la D44, que en 6 km nos lleva a Grignols, donde queremos visitar su castillo, pero lo encontramos cerrado. No obstante la vista del mismo desde la distancia es muy pintoresca. Desde Grignols, y por la bonita D107, vamos a St. Astier , un pueblecito mucho más interesante en el que encontramos un animadísimo “Vide Grenier”. Damos un largo paseo y tomamos un té en la autocaravana para merendar. Desde aquí, por magníficas carretera y autovía, vamos directamente a Perigueux y a su área de autocaravanas, junto al río, amplia, ordenada y cómoda. Está situada al final de un agradable paseo para bicicletas y peatones, muy concurrido por propios y foráneos. Son las 6 de la tarde y luce un sol espléndido y una temperatura muy agradable. Una vez instalados salimos a dar una vuelta, un primer contacto con la capital del Périgord Blanco, siguiendo el camino peatonal que bordea el río. Es un agradabilísimo paseo que nos va brindando las mejores vistas de la ciudad y de la espectacular catedral de Saint-Front. Damos un paseo que nos descubre una ciudad preciosa, una auténtica sorpresa puesto que lo que había visto por internet no me había parecido nada del otro mundo. No merece la pena alargar mucho el paseo puesto que ya es tarde y nos quedamos sin luz, por lo que decidimos que mañana haremos una visita a fondo a primera hora. A las 8:30 de la tarde regresamos a la autocaravana, cenamos y nos ponemos una película que no terminamos por ser demasiado larga. A las 12 nos acostamos. |
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Lunes 2 de abril: Perigueux – St. Jean de Cole (150 km) | ||||||||||
Nos levantamos temprano y vamos de nuevo a la ciudad a tomar unas fotos. Vamos siguiendo la vía verde hasta el segundo puente, que nos deja prácticamente en la oficina de turismo, que es a ala vez el inicio de las rutas que proponen para visitar la ciudad. Compramos un mapa por 0,50 € y empezamos el recorrido. Confirmamos lo que ya vimos ayer, es una ciudad preciosa. Paseamos por las callejuelas de la ciudad renacentista y en el mapa nos describen los principales edificios, pero su atractivo, al menos para nosotros, no radica tanto en la historia como en la estética aunque, claro está, se disfruta más de esta si se conoce un poco de la otra. Tenemos 5º de temperatura y vamos bien abrigados, pero entramos en una panadería-pastelería-cafetería a tomar un café con leche bastante malo y unos croissants deliciosos que nos reconfortan. Cuando ya el sol empieza a calentar regresamos a la autocaravana para asear a Miquel y darle el desayuno, con lo que nos entretenemos hasta casi las 12. La siguiente parada es Chancelade, a muy pocos kilómetros, donde podemos admirar su abadía románica, preciosa aunque no podemos visitarla. Por la misma carretera llegamos a Chateau l’Eveque, donde admiramos su iglesia y un poco del castillo por fuera, puesto que está cerrado y no hay forma de acercarse. Cerca de la estación hay un área de servicio para autocaravanas con amplio espacio para estacionar, y nos quedamos a comer aprovechando las mesas de piedra. Luce un buen sol que nos hace olvidar el frío de la mañana. Después del descanso nos dirigimos hacia Cubjac siguiendo unas carreteras preciosas, muy estrechas pero con escaso tráfico. Es una delicia conducir la autocaravana por aquí. El rodeo que damos es formidable, es casi como vagar sin rumbo, muy agradable. Cubjac no tiene nada de remarcable si exceptuamos que es un pueblecito encantador, muy tranquilo y con rincones pintorescos. A continuación volvemos sobre nuestros pasos para ver Sorges, pero la verdad es que no vale gran cosa y todo está cerrado. Nuestro siguiente y ultimo destino del día es St. Jean de Cole, con una ordenada área de autocaravanas en la misma entrada del pueblo. ¡Y ya estamos en el Périgord Verde! St. Jean de Cole es visita inexcusable si estáis por la zona, lo tiene todo: preciosa iglesia, magnífico castillo, casas espléndidas, callejones guapísimos, un puente y un molino que parece los hayan puesto a posta para las fotos. Damos un buen paseo hasta que nos quedamos sin luz y regresamos a la auto para cenar y dormir. |
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Martes 3 de abril: St. Jean de Cole – Monbazillac (157 km) | ||||||||||
¡Se acabó el buen tiempo! Hasta hoy hemos tenido sol y calor (de día) casi de verano, pero hoy amanece nublado y con llovizna. Nos levantamos a las 8 y salimos a tomar unas cuantas fotos más con otra luz. Compramos pan y pastas del día anterior (mucho más baratas) en la única tienda del pueblo donde venden pan. Estas pastas del día anterior, calentadas en la sartén, están deliciosas con mantequilla y mermelada. A las 10:45 salimos hacia Brantôme. Vamos siguiendo los indicadores del área de autocaravanas y nos metemos por dentro del pueblo sin ningún problema hasta que nos encontramos el puente cortado por obras. Tenemos que desviarnos y la cosa se complica por momentos puesto que la maniobra es difícil, calles estrechas y giros excesivamente cerrados para la autocaravana, sin saber muy bien que hay que hacer para salir de allí. Estamos un buen rato bloqueando el tráfico puesto que no me atrevo a realizar un giro complicado sin conocer la salida, hasta que un amable sr. Nos indica que tenemos que seguir hacia delante, cruzar un puente mediaval que tenemos enfrente y podremos salir de nuevo a la carretera. Sabido esto sólo hay que obligar a los coches que vienen de frente a que se aparten del camino para dejarnos atravesar el puente, sabiendo a donde vamos no es problema. Salimos bien, rodeamos el pueblo y encontramos el área, muy bonita, grande y con césped en toda la superficie. Brantôme está situado en un meandro del río, por lo que es como una especie de península. Nosotros hemos entrado por el istmo y el área está fuera justo en el lado opuesto. Aparcamos y vamos a visitar el pueblo, que es una maravilla. La abadía, los puentes de piedra, los edificios… todo es muy bonito y las calles con muchísimas tiendas y animación por primera vez. Regresamos a la auto para comer y descansar de las emociones de la mañana. Luego nos dirigimos a Bourdeilles, también al área de autocaravanas. En Bourdeilles encontramos un conjunto de castillo y la iglesia muy impresionantes. Podemos visitar el castillo con una guía impresa en castellano que va describiendo cada una de las salas y sus decoraciones. Lo mejor de la visita es subir los 32 m de la torre desde la que se divisa una panorámica fantástica. También se visita la parte renacentista del castillo con unas cuantas salas más bellamente decoradas. El final de la ruta de hoy debería ser Ribérac. El Tom Tom nos lleva por unas carreteras preciosas pero que no coinciden con la ruta prevista, puesto que la idea inicial era seguir el curso del río Dronne. De todas formas pasamos por delante de la iglesia de Grand Brassac que es magnífica y, en definitiva, creemos que hemos acertado. Llegados a Ribérac nos damos cuenta de que no hay mucho que ver y que por hoy estamos colmados, difícilmente superaremos lo ya visto por paisaje y monumentos. Por tanto decidimos acercarnos al inicio de la ruta de mañana, es temprano y aún nos quedan algunas horas de luz. Nos dirigimos pues hacia Monbazillac por la ruta más rápida, por Mussidan y Bergerac, atravesando de nuevo el Perigord Blanco para entrar en el Perigord Rojo. Es tierra de vinos, las áreas que nos aparecen el navegador son bodegas adscritas a France Passion y no nos convencen puesto que quedan muy alejadas del pueblo. Regresamos al mismo y aparcamos en una zona tranquila y discreta donde ya hay una autocaravana holandesa. Mañana veremos qué hacemos.
44º 47’ 35” N 0º 29’ 34” E |
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Miércoles 4 de abril: Monbazillac – Lalinde (72 km) | ||||||||||
A las 9 de la mañana ya estamos en el castillo de Monbazillac, cerrado hasta las 10. No obstante cruzamos las puertas y podemos pasear por el recinto exterior sin que nadie nos diga nada. Es un castillo espectacular, tanto por su imponente aspecto como por el excelente estado de conservación, así como por el paisaje que lo rodea. Las vistas son magníficas, inmensos campos de viñas hasta donde se pierde la vista, jalonados por algunos grupos de árboles de flores blancas. Los tractores trabajan la tierra y, por un momento, nos sentimos dueños y señores de las inmensas riquezas que se extienden a nuestros pies. Pero volvemos a la realidad y, atravesando el parque que hace las veces de aparcamiento, encontramos un sendero que nos deja prácticamente enfrente de la autocaravana. No encontramos ni una sola tienda en el pueblo, sólo un centro de interpretación y degustación de los vinos y un bar-estanco cerrado por vacaciones. Desayunamos en la auto restos de pan y una tortilla. A pocos km se encuentra Issigeac, pueblecito que conserva toda su estructura medieval: callejones estrechos, casas con entramados de madera, tiendas de artesanía, una magnífica iglesia cerrada por robos (según reza un aviso en la puerta) y el palacio donde acudían de veraneo los obispos de Sarlat. Un amable lugareño nos enseña una curiosa casa con forma de chapiñón. Todo el conjunto es muy bonito. En la entrada del pueblo hay un buen parking con posibilidades de pernocta (44º 43’ 51” N y 0º 36’ 17” E). Repostamos agua y vaciamos en el área de autocaravanas de Beaumont (44º 46’ 26” N y 0º 45’ 55” E) otra ciudad bastida que en esta ocasión no visitamos. A las 4 de la tarde aparcamos en el área de autocaravanas de Monpazier, muy bonita pero con tan solo 10 plazas (44º 41’ 04” N y 0º 53’ 40” E). Visitamos Monpazier, una de las bastides mejor conservadas de Francia. Es precioso, una plaza soberbia y unos edificios muy interesantes. Merendamos en una bonita pastelería salón de té y al salir nos damos cuenta que el edificio es un magnífico monumento, la casa del Capítulo. Merece la pena no perderse la visita a este pueblo. A poco más de las 6 de la tarde vamos hacia Montferrand de Périgord, a tan solo 9 km. Toda una sorpresa, se trata de un pueblecito perdido al que se llega por una carretera de un solo carril per preciosa. Cuatro casas renacentistas con unas pendientes formidables. Muy bonito. Hay un buen aparcamiento a pesar de lo pequeño que es el pueblo. En los 20 minutos que estamos en él, tiempo suficiente para verlo todo, no vemos a más de 2 personas y 6 coches aparcados. De allí nos vamos a St. Avit Senieur donde hay una abadía espectacular. Como las carreteras son una delicia merece la pena acercarse. Visita rápida y nos dirigimos a Lalinde por carreteras por donde no pasa más de un coche a la vez, el tráfico es tan escaso que no nos cruzamos con nadie hasta que casi hemos llegado a nuestro destino. Hay un punto de vaciado junto a la estación y un gran aparcamiento al lado donde nos quedamos. Estamos en la “frontera” con el Périgord Noir.
44º 50’ 20” N y 0º 44’ 40” E |
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Jueves 5 de abril: Lalinde – St. Cirq Lapopie (155 km) | ||||||||||
Hemos dormido justo enfrente de la escuela. Por la noche es muy tranquilo pero a partir de las 8 de la mañana hay muchísimo tráfico, quizás no es el mejor lugar para pernoctar. Damos un paseo por Lalinde que no tiene nada de especial, pero hoy es día de mercado y esto siempre es un atractivo añadido, más cuando asistimos al montaje de los puestos y al encendido de las cocinas que prepararán platos para llevar. Los aromas despiertan el apetito. Compramos fruta. Después de desayunar trazamos la ruta de hoy, queremos seguir el Valle de la Dordogne para admirar el paisaje. En Trémolat paseamos por el pueblo, pero nada nos llama la atención salvo la iglesia fortificada, con una nave inmensa para ofrcer seguro refugio a los lugareños en caso de ataque. Lo que si merece la pena, y mucho, es subir al Cingle de Trémolat desde donde se disfruta de unas vistas excepcionales. La carretera es buena y el aparcamiento fácil. Visto el éxito, desde allí nos dirigimos, siguiendo los indicadores, al cercano Cingle de Limeuil, otro mirador privilegiado, no os lo perdáis. Hemos continuado hasta Limeuil y allí hemos aparcado junto al río. Si seguimos los indicadores de parking de autocaravanas llegaremos a un lugar idílico, alejado del tumulto de turistas que llenan el aparcamiento y la zona de pícnic. Pero cuidado: hay que atravesar un arco del puente que se pasa sin problemas, pero yo he bajado con la cinta métrica para asegurarme de no quedar atrapado. Hemos almorzado al sol, con una temperatura fantástica y con los únicos sonidos del piar de los pájaros y el murmullo del río. Es un buen lugar de pernocta: 44º 52’ 57” N y 0º 53’ 33” E. Alrededor de las 3 y media levantamos el “campamento” y nos dirigimos hacia Cahors, donde hemos quedado con la otra autocaravana que nos acompañará a partir de ahora. Por el camino paramos en Belvés, merece la pena dar un paseo por esta bonita población. Aprovechamos para merendar puesto que intuimos que hoy cenaremos tarde. En Cahors nos dirigimos al área de autocaravanas, pero cuenta con tan solo 3 plazas y está al completo. Si seguimos la orilla del río encontramos un descampado amplio donde aparcan una docena de autocaravanas. Son las 7 de la tarde y nos disponemos a esperar un buen rato: nuestro compañeros inician hoy sus cortas vacaciones y viajan disfrutando de la autocaravana y la compañía. Llegan a las 8:30. Después de la paliza de kilómetros que se han pegado hoy todavía les hago conducir una hora más, pero despertarse en St. Cirq Lapopie no tiene precio. Llegamos alrededor de las 10 de la noche y el área de autocaravanas está a tope, pero aún encontramos un rincón donde cabemos las dos autos. Cenamos, hacemos una corta sobremesa y nos acostamos. |
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Viernes 6 de abril: St. Cirq Lapopie – Sarlat –la-Canéda (118 km) | ||||||||||
Aunque es la 3ª vez que visitamos St. Cirq, hoy descubrimos algo nuevo y muy recomendable: desde el área de autocaravanas subir a pie hasta el pueblo medieval. Se trata de un paseo agradabilísimo de 15 ó 20 minutos apto para todos y que, además, nos ahorrará la travesía del pueblo con la autocaravana y el parking. Además esta vez Miquel se queda descansando en la autocaravana y esto nos permite movernos con libertad por las intrincadas callejuelas, con fuertes pendiente, escaleras, muretes, etc. Es un pueblo bellísimo tanto por su fuerte personalidad como por las vistas que se divisan. Quien no lo conozca debe incluirlo sin falta en su próxima ruta por la zona. De regreso llenamos y vaciamos en el área y, sobre las 11:45, partimos hacia Rocamadour. Desde la misma salida del área encontramos indicadores que nos guían, recomiendo seguirlos sin hacer caso al navegador. Ignoro si la versión Camper & Caravan de Tom Tom haría lo mismo, pero lo que nos sugería era una ruta por carreteras más que dudosas. Llegamos a Rocamadour a las 2 de la tarde puesto que hemos tenido que parar a repostar gas-oil y a comprar algo de comida. Almorzamos y Miquel y yo nos quedamos a descansar en la autocaravana mientras el resto de la expedición visita Rocamadour ascendiendo a pie desde el parking. Cae un buen chaparrón. Rocamadour me recuerda mucho Carcassonne, es fabuloso desde lejos pero cuando estás dentro es demasiado artificial, una mera atracción turística si el encanto de otras ciudades medievales. No obstante, para quien no lo conozca, la visita es recomendable. Cuando regresan, calados como pollos, partimos hacia Sarlat no sin antes detenernos en L’Hospitalet, desde donde se divisa la mejor panorámica de Rocamadour. Con la lluvia la luz es demasiado plana para sacar buenas fotos. Otra vez hacemos caso omiso a las indicaciones del Tom Tom y seguimos las señales que encontramos continuamente, no hay pérdida y el camino es sin duda el más seguro. Volvemos a conectar el navegador al llegar a Sarlat para que nos conduzca hasta el área de autocaravanas. Tal cono nos temíamos está a tope y todos los espacios de los alrededores están ocupados por autocaravanas, y es que Sarlat-la.Canéda es un imán para los autocaravanistas. No obstante nos metemos en el área porque creemos que con buena voluntad podemos caber, y, efectivamente, dialogando con uno y con otro logramos que algunas autocaravanas se muevan para ocupar el espacio que les corresponde; de esta manera, en un área donde no cabía nadie más, entramos 2 autocaravanas grandes holgadamente. De verdad que hay actitudes entre nosotros que no las entiendo. Tenemos todavía unas horas de luz y bajamos a hacer una primera toma de contacto con una ciudad que ellos no conocen y que a mi, por tercera vez, no deja de sorprenderme. Es preciosa. Cenamos bastante bien en uno de los muchos restaurantes del centro, lamento no recordar el nombre. De regreso a las autocaravanas charlamos un rato y nos acostamos sobre las 12. La ruta de hoy, siguiendo los indicadores de carretera, tiene algunos tramos espectaculares, merece la pena.
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Sábado 7 de abril: Sarlat-la-Canéda – Domme (14 km) | ||||||||||
Ha estado lloviendo toda la noche y por la mañana sigue lloviznando. Hoy es día de mercado y prácticamente ocupa todo el pueblo. Hay de todo: ropa, comida, cuchillos, gafas, de todo. Paseamos por toda la parte vieja sin una ruta definida, vamos descubriendo poco a poco todo el atractivo de Sarlat aunque hay muchísima gente y, entre paraguas y puestos del mercado, cuesta un poco moverse. En las proximidades del mercado cubierto (las puertas son apabullantes) se encuentran la mayoría de los puestos de comida, principalmente foie y productos regionales. Hacia el mediodía regresamos a las autos para comer. A nuestros compañeros se les rompe una llave dentro de una cerradura de los portones, la que sirve para todos y también para la entrada de agua. Es un problema que tardamos unas horas en resolver abriendo, con algo de imaginación, las cerraduras más importantes para poder continuar el viaje. No diré como, tampoco es necesario dar ideas, ¿verdad? Hacia las 4 y cuarto salimos hacia Domme dejándonos guiar por el navegador que nos lleva directamente al área de autocaravanas, puesto que veo que el camino sugerido coincide con los indicadores. Por si fuera poco, a 5 km de Domme unas señales de carretera indican la ruta correcta para autocaravanas, evitando así meterse dentro de la ciudad medieval. El área es grande y encontramos plazas libres, aunque son pequeñas. El núcleo histórico está a 500 m, una vez allí seguimos el itinerario sugerido por la guía. Es muy interesante y con casas preciosas, aunque creo que lo mejor es la espléndida vista sobre el valle de la Dordogne que se divisa desde los miradores. Deja de llover e incluso parece que quiere salir el sol. Sobre las 7 y media regresamos para cenar, luego yo solo vuelvo a acercarme a la ciudad para hacer unas cuantas fotos nocturnas con trípode.
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Domingo 8 de abril: Domme – Millau (249 km) | ||||||||||
Llueve intermitentemente toda la noche y a primera hora de la mañana. Repostamos agua en el área y salimos hacia La Roque Gageac, una vez más haciendo caso omiso al navegador. El muy puñetero se empeña en llevarnos por el interior de Domme, prohibido a las autocaravanas. Hay que tomar dirección a Sarlat hasta cruzar por el puente, luego está perfectamente indicado. Llegamos a La Roque a las 11:30 y aparcamos en el área de autocaravanas, perfectamente situada en el aparcamiento general de automóviles y segregada del resto de vehículos. Paseamos por la ciudad que es una delicia de calles empinadas y vistas espectaculares, tiene rincones muy pintorescos. A las 12 compramos tickets para el paseo en gabarra de las 2 de la tarde. Es muy recomendable, de verdad. Después de comer nos embarcamos y disfrutamos de un largo paseo por el río mientras la audioguía nos instruye sobre la historia y características del territorio. El paisaje desde el río es precioso, las orillas jalonadas de castillos, muy bonito. Luego nos dirigimos a Figeac, ciudad recomendada en las guías y que nos decepciona un poco. Pero hay que explicarlo: se trata de una ciudad auténtica, no restaurada para convertirla en un parque temático como las otras ciudades del Périgord. Allí la gente vive y trabaja conviviendo y habitando edificios medievales. Pero tras lo que llevamos visto la encontramos algo pobre y un poco sucia, a parte de que, al ser domingo, todo está cerrado. Damos un completo paseo y planificamos nuestros siguientes pasos. Hemos visto lo más destacable del Péreigord y nuestros compañeros han podido disfrutar de algunas de las perlas imprescindibles del Périgord Noir, por tanto ahora toca ir regresando pero podemos dar un “pequeño” rodeo para no terminar tan bruscamente. Les sugiero visitar las cuevas del queso Roquefort pasando por las espectaculares vistas del viaducto de Millau. Aprueban mi proposición y partimos hacia Millau, unas dos horas de camino que se nos hacen cortas por la belleza del paisaje a esta hora de la tarde. El área de Millau, en plena ciudad, está a tope, no cabe un alfiler y siguen llegando autocaravanas. Alguien nos dice que las que no caben han aparcado en una calle próxima y, efectivamente, una veintena de autocaravanas nos alineamos sin molestar a lo largo de la calle que será la salida de la ciudad. Cenamos y nos acostamos sobre las 12, mañana es el último día. |
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Lunes 9 de abril: Millau – Barcelona (413 km) | ||||||||||
La noche ha sido mucho más tranquila de lo que esperábamos dadas las circunstancias. Tras los croissant del desayuno partimos hacia Roquefort, no sin antes acercarnos al centro de interpretación del Viaducto de Millau. Una obra de esta envergadura merece una visita detenida y esta es más que interesante. En Roquefort han instalado un área para autocaravanas en las afueras, hay que caminar aproximadamente 1 km para llegar a las Cavas Societé, las más grandes de Roquefort y las típicas para visitar. Tienen un montaje interesante aunque un poco trasnochado, en algunos puntos uno no puede menos que esbozar una sonrisa. Pero es ilustrativo de cómo las características geológicas de este pueblo han propiciado la elaboración de un queso que es una obra de arte. La visita cuesta 5 € por persona y es en francés, aunque nos dan un folleto con la traducción. A la salida ofrecen degustación de los tres tipos de queso Roquefort que elaboran y, naturalmente, venta de sus productos. Nos llevamos una buena provisión, por qué negarlo. Terminada la visita es la hora de regresar a casa, por autopista todo el camino y sin más historia. Llegamos al parking de Lliça a las 8 de la tarde. Hemos recorrido 1868 km en total.
Barcelona, diciembre de 2012 |
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Viajar en Autocaravana |
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